miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿QUIEN ERES TU?- El espiritu santo es el alma de la Iglesia-

Es conocida la persona de Dios Padre, Creador del cielo y de la tierra; es conocida la Persona del Hijo por ser nuestro Redentor. En cambio, La persona de Dios Espiritu Santo apenas lo es. ¿Porque? Porque la mayoria de la gente no conoce su obra: la santificacion. En la medida en que nos esforcemos en alcanzar la santidad, conoceremos y trataremos màs al espìritu santo que es quien nos santifica. La condiciòn para poder conocerlo es la conversiòn y la fè: "Convertìios y recibid el baustismo en el nombre de Jesucristo en remisiòn de vuestros pecados y recibireìs el don del Espìritu Santo" (Hech. 2,38). En su evangelio, san juan nos da en este contexto la misiòn del espìritu santo que san Lucas describe en Pentecostès. El resucitado se presenta a sus Apòstoles y les enseña las cicatrices de sus llagas, precio por el cual nos ha ganado el Espiritu Santo. Con el don del Espìritu santo los inunda de Paz: " Paz a vosotros" (19,20). Para llegada del Espiritu santo estaba prometida la remisiòn de los pecados. Queda en manos de los Apòstoles el poder de perdonar, pues Cristo los envìa como continuadores de su obra salvìfica y les entrega la plenitud de sus poderes y autoridad. Por el amor que tiene a los hombres, El espiritu santo actùa silenciosamente en nuestras almas endiosandolas, empujandolas con una labor continua y suave hacia la santidad, hacia las cumbres màs altas de la uniòn con Dios.- NUESTRO TRATO CON EL ESPIRITU SANTO ¿Que debemos hacer para corresponder a esas manifestaciones de Amor que el Espiritu Santo tiene para cada uno de nosotros?. En primer lugar, tratarlo. Para nosotros El, a quien llamamos el gran desconocido, debe ser el gran amigoez màs. Tenemos que conocerlo cada vez màs, y para eso es preciso que lo tratemos diariamente con sencillez y confianza y asì llegaremos a amarlo màs.- cuando se conoce mucho a una persona, se llega a reconocerla hasta por pequeños detalles de su personalidad, lo que implica mucho amor y mucho trato. Tratar al Espiritu Santo es rogarle que nos conceda la gracia de ser, en todo momento, buenos instrumentos suyos, que nos inspirelo que debemos hacer y que nos asista para que sepamos llevarlo a cabo hasta el final; que nos enseñe a servir a los demàs; es pedirle que nos ayude a poner los medios- oraciòn- para percibir sus mociones. Por eso la tradicion cristiana ha resumido la actitud que debemos adoptar ante El, la docilidad. Esto es lo que nos pideel Paràclito: que lo reconozcamos cada vez que llama a la puerta de nuestra alma y que luchemos para evitar que nuestra comodidad y egoìsmo impidan que su voz llegue a nuestro corazon; que pongamosen pràctica lo que nos pide; que no olvidemos que somos su templo y que El esta en el centro de nuestra alma. Hay que escucharlo y atender sus inspiraciones. Ese templo y morada del Espiritu Santo que somos cada uno de nosotros ha de ser cada vez màs dignosde El. Fomentar el amor al Paràclito nos llevarà a ganar en presencia de Dios y en deseo de purificaciòn acudiendo a El, que es quien lava lo que està manchado, quien cura lo que està enfermo, quien enciende lo que esta frìo, quien endereza lo que està torcido (cf. Secuencias al Espiritu santo). Nosotros, que necesitamos de sus inspiraciones como los Apòstoles para responder al seguimiento de Cristo, debemos mejorar muchos aspectos. Los apostoles hicieron cosas grandes cuando lo recibieron en Pentecostes y desde entonces tuvieron fuerza para luchar contra el mundo, porque el Espiritu de Dios moraba en ellos. Nosotros, no de una manera visible, sino invisible, pero no por ello menos eficaz , podemos vivir en un continuo Pentecostes, conservandonos en gracia y dejandonos guiar por el Espiritu Santo. Esa gran fuerza espiritual que necesitamos para luchar contra los enemigos de nuestra santidad la obtendremos si sabemos acudir, si sabemos amar a la Tercera Persona de la Santìsima Trinidad.- REFLEXION "Dios nos ha dado, pues un gran auxiliador y protector. permanezcamos vigilantes para abrirle las puertas de nuestro corazòn. El no se cansa de buscar a cuantos son dignos de El y derrama sobre ellos sus dones" ¿Somos conscientes de la accion del Espiritu Santo en nosotros, en la Iglesia y en el mundo?(Pbro dr.jorge A. Gandur).-

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