viernes, 26 de noviembre de 2010

la creacion del hombre

Para empezar me remitire a lo primero que dice la Biblia, pero mi  verdadera preocupacion es que la pregunta que se formaria de todo lo analizado seria ¿Para que fue creado el hombre?, hay una imagen del pintor Miguel Angel  que se llama  La creacion del hombre, que quiero que analizemos como para comprender los sentimientos que salgan de uds. mismos, como para tener una definicion a traves de una idea de un pintor, El hombre espera desolado sin tener proyectos alguno, sin alma, sin mente, su vida rutinaria lo muestra tal cual sin prespectiva de vida, vacio, esperando, el hombre ya existe pero sin espiritu, los angeles soportan al Creador como frenando a Dios, va al encuentro del hombre, y lo hace a su semejanza , el Poder de Dios recae sobre su primer Hijo el Hombre, los angeles nos vigilan para saber nuestras necesidades con sus ojos aprueban o no nuestros actos son fieles a su Dios, celestiales ocupan un lugar con el creador son creaciones de El, Pero esta Triste el Hombre porque esta solo, y es ahi lo que quiero recalcar que solo el hombre encuentra a su Creador venciendo todo los males de este mundo como lo creo, puro e inteligente, se entrega de nuevo a sus brazos y el encuentra sentido a su creacion, por el sentido que nos dio el Espiritu para hacer lo debido y justo .- Que esten bien y en armonia con el mundo que nos toca vivir pidiendo por la paz para que nuestros iguales la disfruten como nosotros, Amen.-

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El discernimiento espiritual y la vida con Amor en uno mismo

La vida tiene muchos caminos y
hay que distinguir el fin ultimo
Debemos comenzar a buscar en nuestra vida el
arte de discernir para que de este modo no nos
equivoquemos en el seguimiento de Cristo. Fren-
te al relativismo ético y moral que nos rodea se
hace urgente que nos preparemos para distinguir
lo bueno de lo malo.
El discernimiento es el arte de leer hacia qué
dirección nos llevan los deseos del corazón, sin
dejarnos seducir por la emotividad, la cual nos
puede llevar a equivocarnos en nuestra vida.
A lo largo de ésta suceden acontecimientos y si-
tuaciones que nos pueden apartar del camino de la
santidad. Hemos sido llamados a una vida de amor,
y si muchas veces no correspondemos a este amor
es porque el mal espíritu nos aparta del camino. Las
agitaciones y perturbaciones propias de la vida nos
hacen perder el fin último, que es conocer todo el
amor que Dios nos tiene. La vida interior es nada
menos que descubrir que Dios me ama y se entrega
por mí para que yo le corresponda.
la complejidad del ser humano
Vivimos situaciones complejas que nos pueden
hacer olvidar que todos aquellos que hemos reci-
bido la gracia bautismal hemos sido elegidos para
realizar en esta vida un proyecto divino: Dios nos
creó para una misión, y si no la realizamos, esta-
mos estropeando el plan de salvación. He aquí la
importancia de considerar atentamente que cada
vez que actuamos podemos edificar o destruir to-
da la obra de Dios. Una palabra, un gesto, un tra-
bajo, se proyectan temporal, eternamente.
"La complejidad de las situaciones en las que el cris-
tiano es llamado a vivir y actuar para realizar el pro-
yecto de Dios sobre sí y sobre los demás le impone
una consideración atenta de los impulsos y de las mo-
tivaciones que lo llevan a obrar determinadas eleccio-
nes" (cf. A. Barra, Diccionario de Espiritualidad).
"Debemos reconocer primeramente que el
hombre es siempre un 'ser-en-situación'. Situación
personal (salud, edad, carácter, etc.), ambiental y
en un determinado momento del desarrollo de la
humanidad [...]. El discernimiento, por tanto, es
una actividad de la conciencia y culmina en una
opción libre sobre la situación presente y sobre las
posibilidades que encierra" (J. Capellaro).
"Lo que es bien para uno, no es bien para otro,
y lo que es mejor para uno no lo es para otro.
¿Cómo reconocer los signos de Dios en una de-
terminada situación y sobre todo frente a ciertas
elecciones?" (Diccionario de Espiritualidad).
¿Qué es el hombre redimido?
Nuestra vida -la tuya y la mía- está hecha de pensa-
mientos, de sentimientos, de actividades; nos relacio-
namos con los demás, con las cosas, con el mundo.
Pero aquí no se termina todo: hay en nosotros una
nueva vida, la vida divina injertada en el Bautismo.
La vida cristiana, como enseña san Pablo (cf.
Rom 3, 6-8), tiene en su origen tres realidades
que se integran y suscitan en nosotros una ac-
ción vivificadora y santificadora de Dios:la fe
en Jesucristo, el Bautismo y el don del Espíritu
Santo. Estas realidades establecen con la natu-
raleza humana una relación dinámica, llamán-
dola a la salvación. El Bautismo, que nos impo-
ne caminar en una vida nueva como hijos de la
luz, liberados del pecado, injertados en el
Cuerpo de Cristo, nos exige el papel de discer-
nir continuamente la voluntad de Dios (Ef 5,
8.10.17), y eso es posible en la medida en que
recibimos el Espíritu Santo (Rom 8), quien nos
permite pasar de la niñez de la fe a la del hom-
bre "perfecto y maduro". Sin embargo existirá
siempre una continua confrontación del espíri-
tu cristiano con el espíritu humano.
¿Qué es el discernimiento?
El apóstol Pablo exhortaba a los creyentes a po-
ner a prueba los espíritus para comprobar si eran
de Dios (1 Juan 4,1-3). Con igual propósito, Pablo
aconsejaba a los tesalonicenses: "Examinadlo todo;
retened lo bueno" (1Tes 5, 21). A medida que Dios
manifiesta su poder, Satanás hará todo lo posible
para destruir la obra divina, de modo que se hace
imprescindible el discernimiento, unido a la ense-
ñanza de las Sagradas Escrituras. El discernimiento
de espíritu figura como uno de los dones en la lista
indicada por el apóstol Pablo (1 Corintios 12,10).
Muchos actúan sin saber lo que hacen y aca-
ban sufriendo y haciendo sufrir. Por eso es funda-
mental distinguir las voces del buen y mal men-
sajero, para escoger con libertad y actuar nor-
malmente, para entender cuál es el bien aquí y
ahora. No nos engañemos, no basta actuar: en la
vida debemos distinguir qué nos hace más per-
fectos en el cumplimento del plan que Dios tiene
sobre cada uno de nosotros.
'Reflexionemos
El discernimiento espiritual no es un ejercicio
complicado. Todos los días y a toda hora estamos
ante situaciones que lo exigen en cierto grado. Lo
importante es que vayamos aprendiendo de la expe-
riencia diaria y vayamos haciendo nuestros, de una
manera más consciente, los valores del Evangelio pa-
ra acertar en nuestras búsquedas de la voluntad de
Dios a cada instante. En este sentido, sabe discernir
quien se haya habituado a preguntarse constante-
mente, ante los dilemas cotidianos, por aquello que
el Señor habría hecho ante una situación similar.